¿Por qué rechazamos el «antiespecismo»?
No rechazamos el «antiespecismo» porque estemos a favor del especismo sino todo lo contrario.
Rechazamos el «antiespecismo» por tres razones fundamentales y las tres están directamente relacionadas entre sí.
La primera es que el simple hecho de eliminar el especismo no conduce necesariamente a respetar a los animales como respetamos a los humanos sino que puede ir a la inversa — a tratar a los humanos como tratamos normalmente a los animales. El historiador Charles Patterson explica en su obra Eternal Treblinka [2001]que el fascismo y el nazismo fueron de hecho una extensión a los humanos de la mentalidad y las pautas de conducta que aplicamos sobre los animales: discriminación moral por rasgos físicos, anulación de la individualidad, eugenesia forzada, matanzas. Digamos que se puede rechazar el especismo pero sin rechazar al asesinato ni la explotación de individuos; basta con no discriminar por la especie. El problema moral en nuestra relación con los demás animales no se resuelve simplemente eliminando el especismo, pues sabemos que hay muchos humanos que tienen una visión del mundo que no descarta el abuso sobre otros individuos; sin importar su especie.
La segunda es que el solo hecho de eliminar el especismo no conduce por sí mismo a una doctrina concreta que nos explique qué debemos y qué no debemos hacer, aparte de eliminar el especismo. Hay diferentes teorías morales sobre la forma en que debemos comportarnos y desde cada una de ellas podemos rechazar el especismo. Hay otras teorías morales sin embargo que no tienen por qué rechazar tajantemente el especismo. Por ejemplo, el filósofo Tom Regan advertía que el utilitarismo puede considerar que el especismo esté justificado en caso de que sirva para fomentar el bienestar general [Derechos animales, injusticias humanas; Tom Regan, 1980].
Si partimos del ‘antiespecismo’ lo que haríamos sería empezar la casa por el tejado; como se dice coloquialmente. Antes que nada necesitamos asumir una teoría moral básica y sólo a partir de ahí podremos razonar si debemos rechazar el especismo. Rechazamos el especismo porque es un prejuicio contrario a la lógica; porque contradice principios éticos fundamentales como el principio de igualdad y el valor inherente del individuo. Pero rechazar el especismo tal cual sin razones sería tan dogmático como asumirlo.
La tercera razón es que el término «antiespecismo» está siendo usado por algunos defensores del bienestarismo para intentar convencernos de que rechazar el especismo implica al mismo tiempo asumir la doctrina bienestarista que ellos defienden. Ellos dicen «antiespecismo» y a continuación definen el término como una doctrina particular que va mucho más allá de rechazar el especismo; pretendiendo hacernos creer que si rechazamos el especismo tenemos que aceptar los postulados que ellos exponen, como el de que «lo que importa es el bienestar» o que sentir se reduce a «sufrir y disfrutar». De este modo, la etiqueta del «antiespecismo» se usa como disfraz para ocultar otras ideas que van más allá de la oposición al especismo.
Para colofón, autoproclamarse «antiespecista» no es ni siquiera una garantía de rechazar el especismo. El filósofo bienestarista Peter Singer pasa por ser un teórico que rechaza el especismo, pero luego podemos verlo defendiendo una jerarquía moral que establece que los animales merecen una diferente consideración moral en función de si sus capacidades intelectivas están más o menos cercanas a las del promedio de un humano adulto, según explica el profesor Gary Steiner [Las Diferencias Entre Singer, Regan, y Francione; Gary Steiner, 2011].
En conclusión, si hablar de «antiespecismo» no sería lo apropiado, ¿de qué deberíamos hablar para concienciar sobre la injusticia del especismo desde una perspectiva ética? Pues de Veganismo y Derechos Animales. Veganismo significa rechazar la creencia de que los animales existen para ser utilizados por los humanos y oponerse a toda forma de explotación animal [Veganismo: práctica de justicia e igualdad; Ana María Ablogio, 2016]. Derechos Animales significa que todos los seres conscientes son personas y tienen derechos fundamentales que protegen sus intereses frente a la agresión y la instrumentalización que hagamos de ellos — empezando por el derecho fundamental de no ser propiedad [Introducción a los Derechos Animales; Gary Francione, 2000].
