¿Qué relación tiene la cuestión del aborto con el especismo?

Filosofía Vegana
6 min readApr 25, 2021
Con esta publicidad la Iglesia Católica intentaba, por un lado, equiparar a un simple embrión con un niño y, por otro lado, denunciar que se protege más a una especie en vías de extinción que a un cigoto. Ambas posturas se basan igualmente en el especismo: lo que importan son las especies, no el individuo

Hay posturas que afirman que el aborto de seres humanos siempre está mal porque supone asesinar a un ser humano. Otras posturas consideran que una mujer tendría un derecho a interrumpir su embarazo en cualquier etapa de la gestación, sin importar qué consecuencias tuviera para el feto ni en qué desarrollo se encuentre. Por último, hay otras opiniones morales que consideran que el aborto no sería problemático en las primeras etapas de embarazo hasta que el feto adquiere una característica cualitativa que lo distingue esencialmente de un embrión: la capacidad de sentir.

Por lo general, las perspectivas morales no influidas por prejuicios o dogmas religiosos admiten que no habría problema moral en abortar durante las primeras semanas del embarazo puesto que el embrión no es sintiente: no tiene un sistema nervioso activo. Incluso en los primeros meses tampoco hay pruebas fiables acerca de la presencia de sintiencia. Ahora bien, cuando el feto ya ha alcanzado los seis meses sí hay evidencia de que que posee un sistema nervioso en funcionamiento. Parece que ya hay alguien ahí. No se trata ya de un simple ser vivo sino un ser sintiente: un individuo que experimenta sensaciones.

Que la gran mayoría de personas que razonan al respecto, sin partir de dogmas o prejuicios, sin aceptar de partida que la vida humana es moralmente valiosa per se, llegue a la conclusión de que hay una diferencia moralmente cualitativa entre un feto no sintiente y un feto sintiente no me parece que sea una mera casualidad.

En concreto lo que distingue materialmente a un sujeto de un objeto es la capacidad de sentir. Un embrión no tiene capacidad de sentir. El feto no desarrolla el sistema nervioso hasta bien avanzada la gestación. Si el feto no siente entonces no puede tener derechos morales, porque los derechos protegen intereses. Sin capacidad de sentir no se pueden tener intereses ni sensaciones ni intenciones ni nada de lo que caracteriza intrínsecamente a una persona.

La cuestión de fondo reside pues en que si la personalidad moral — el estatus de persona — no puede asociarse racionalmente con la pertenencia a determinada especie entonces la única opción razonable que justifique la inclusión en la categoría de persona debe ser la capacidad de ser consciente. Esto es: la capacidad de experimentar sensaciones y de tener intereses o intenciones. Esta característica es la que diferencia ontológicamente a un sujeto [una persona] de un objeto [una cosa].

Sin embargo, no deberíamos confundir la capacidad de sentir con el fenómeno específico de sentir dolor. Hablamos de la capacidad de sentir como cualidad. El dolor es sólo una de las muchas sensaciones que experimenta un ser sintiente y si un ser es sintiente entonces tiene intereses — como el interés en continuar existiendo — y es un sujeto; no un mero objeto. Por tanto, no es lógicamente correcto tratarlo como si fuera un objeto.

Se podría alegar que no sabemos con certeza cuándo comienza el feto a ser sintiente. Es cierto que no lo sabemos con exactitud. Pero sí podemos tener una idea aproximada. La ciencia nos aporta datos relevantes al respecto. Del mismo modo que no podamos establecer exactamente cuándo comienza el amanecer no significa que no podamos establecer una diferencia más o menos nítida entre el día y la noche. Esto no significa que podamos establecer un criterio absoluto, ya que cada proceso de embarazo concreto puede tener diferencias relevantes, pero sí sabemos en general que el sistema nervioso de un feto no puede funcionar antes de los tres meses y que antes de cumplir los seis meses no hay evidencias claras de que pueda sentir.

Por otra parte, el argumento de que un embrión debe ser tratado como una persona porque, aunque todavía no lo es, “será una persona” es una falacia lógica. Este argumento se basa en una falacia categorial que confunde el presente existente con un hipotético futuro. Si ese argumento fuera racionalmente válido entonces sería justo que tratáramos a todos los individuos vivos como si fueran muertos, ya que todos los vivos, sin excepción, morirán en un futuro. Esto es confundir lo que existe en el presente real por entidades imaginarias no existentes de un supuesto futuro que no existe.

Por otro lado, también se dice que el embrión no sintiente está vivo. De acuerdo. Las plantas también son seres vivos. Entonces ¿por qué motivo merecerían consideración solamente los seres vivos humanos y no los de otras especies? ¿Es así sencillamente porque nosotros lo decimos sin más? Esto sí que sería basarse puramente en el capricho personal; es pura arbitrariedad. El fenómeno biológico de la vida por sí solo no genera sensaciones ni sentimientos ni deseos ni pensamientos; no genera conciencia. Para que haya conciencia tiene que haber un sistema nervioso que pueda procesar las percepciones en forma subjetiva.

Pienso que una perspectiva razonable sobre el asunto debe concluir que la personalidad se caracteriza esencialmente por la capacidad de sentir. De este modo, un embrión sin sistema nervioso activo no puede ser una persona porque carece de la capacidad de sentir. Por tanto, no es razonable considerarlo como si lo fuera, porque no lo es; no es un quién. No es alguien; no siente.

Todo esto nos conduce finalmente a la cuestión de los Derechos Animales.

Si razonamos lógicamente no podemos llegar a conclusiones que se contradigan entre sí. Si aceptamos que el requisito material para poseer valor moral reside en la sintiencia, esto implica que por coherencia lógica deberíamos reconocer a todos los seres dotados de conciencia sensitiva como miembros de la comunidad moral, independientemente de su especie. Si un ser puede sentir entonces es un ser consciente — un sujeto que tiene experiencias subjetivas: sensaciones, emociones, sentimientos, deseos, intenciones. No podemos justificar racionalmente que discriminemos a individuos no humanos sintientes de la misma consideración que damos a los humanos sintientes en lo que se refiere a reconocer su estatus de persona y sus derechos básicos.

La posición antiabortista basada en el antropocentrismo exige que se reconozca un derecho a vivir para embriones humanos que no sienten y se lo niega a animales no humanos que sí sienten y desean vivir. Esto es otro claro ejemplo de especismo. Con la peculiaridad de que, en este caso, el prejuicio especista perjudica a individuos humanos: se vulnera el derecho de la mujeres a decidir libremente si desean seguir adelante con su embarazo, durante sus primeras fases, con la excusa de que un embrión humano por el mero hecho de ser humano merece consideración moral. El antropocentrismo sirve de base para defender que como el embrión es un ser vivo humano — y en efecto es un ser vivo genéticamente de la especie humana — entonces debe ser protegido como persona. Bajo esta perspectiva, el aborto sería inmoral salvo casos muy excepcionales.

La posición antiabortista fundamentada en el antropocentrismo está aplicando de forma coherente el prejuicio de que los humanos merecen respeto por el mero hecho de ser humanos. Este prejuicio especista conlleva que el resto de animales sean discriminados de la comunidad moral sólo por no ser humanos, a pesar de que ellos son seres conscientes, que sienten, sufren y desean. Ahora, si ese criterio antropocéntrico no es racionalmente válido en la cuestión del aborto entonces tampoco puede ser aceptable como criterio de consideración moral en cualquier otra cuestión.

Referencias científicas:

Referencias filosóficas:

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Filosofía Vegana

Respuestas concisas y razonadas a diversas cuestiones planteadas sobre el veganismo.